viernes, 28 de diciembre de 2007

Ramses


Alquien dijo que en las casas pequeñas los animales no pueden vivir?

Pues se equivocaba de una punta a otra. Nuestra casa mide apenas 55 metros y ya somos 6 viviendo en ella. Este es el nuevo miembro: Ramses, un hurón que, por ahora, nos tiene las manos destrozadas, pero que apunta a ser muy sociable, jugetón y cariñoso (con tres meses ese cariño lo demuestra a mordiscos que todavía o controla).
Llegó con la nochebuena y su tarjeta de presentación fue un mordisco en la cara, pero eso no importa. Lo importante es que ya forma parte de nuestras vidas y de nuestro mundo.
Poco a poco le vamos enseñando a no morder, sobre todo a nosotras, y parece que va comprendiendo que no debe "morder la mano que le da de comer" y cuando lo sacamos de su casa se pone a corretear, saltar, dokear (el ruido que hacen los hurones, el perro ladra, el gato maúlla, el hurón doquea), subirse por donde puede y le dejamos (es un gran escaldor) y poco a poco se deja acariciar.
Al principio estaba muy nervioso y asustado, normal, pero ya se va familiarizando con nuestro olor y presencia. Estamos deseando poder cogerlo sin miedo a llevarnos un mordisco. Es una delicia y nos los pasamos genial con él.
Texto: Belisker
Foto: Uroboros

Thot


Cómo puede haber alguien que haga daño y/o abandone a un ser vivo con estos ojitos?. Este es Thot, mi perrito, mi precioso, cariñoso y jugetón perro. Es un miembro más de la familia. Lleva conmigo un año y tres meses. Se vino a casa con tres mesecitos y le he visto crecer, jugar, ponerse malo, tanto que pensé que se me moría, pero no, sobrevivió y llenó la casa de alegría. Aprendio a ladrar oyendo al vecino subir penosamente las escaleras.
Es tan mimoso que no puedes resistirte a tenerle en brazos horas y horas. En el sofá, se sube y las dos nos recolocamos para que él se acomode lo mejor posible, situación que nos da risa porque somos capaces de cambiar a una postura más incómoda para que él apoye su cabecita o se estire a sus anchas...
Texto: Belisker
Foto: Uroboros

jueves, 27 de diciembre de 2007

Navidad


Una palabra que despierta sentimientos encontrados, contrapuestos, antagónicos: o te gusta o la odias. Es de esas cosas en las que no hay término medio. Y es una lástima porque el espíritu de esta época se ha perdido para siempre. Ahora se ha convertido en unas semanas de consumismo desmesurado, de estrés y de “sonrisas profiden”. En lugar de disfrutar de nuestras familias, de nuestros amigos, de nosotros mismos, nos convertimos en Euros andantes, a la caza de ese regalo que, en muchos casos, acalla conciencias.

Echamos especialmente de menos a los que ya no están con nosotros, ¿verdad princesa? y la nostalgia se instala en casa, en nuestro corazón, en el alma, en el aire y nos entristece un poco.

Yo lloro sin motivo aparente, una ola de ternura me envuelve y me hacer ser terriblemente sensible a todo lo que me rodea, cercano o alejado y la impotencia se adueña de la mente hasta casi dejarme exhausta.

Pero me niego a decir que la navidad es una época vacía. Nosotros la vaciamos de contenido si todo aquello que decimos y hacemos no llega más allá del 7 de enero del año siguiente. Si consiguiéramos ser constantes en nuestros de deseos de ver con más asiduidad a la gente que a lo largo del año apenas vemos. Sin conseguimos que la ternura y el cariño que nos embargan sean constantes durante todo el año, habremos conseguido que la Navidad dure más que 20 días, conseguiremos que sea Navidad todo el año; habremos recuperado el espíritu de la Navidad.

De verdad, feliz navidad, feliz día a día.

Luis, Timo, Irene, Abuelo… allá donde estéis, sonreíd para que nuestra vida se ilumine.

Texto: Belisker

lunes, 17 de diciembre de 2007

Timo (una despedida)

No tuviste ninguna oportunidad. Estabas en desigualdad abrumadora, pero aún así, luchaste hasta el final. Ni uno, ni dos ni tres meses; te fuiste en la noche de un frío catorce de diciembre; te marchaste de forma pausada, sin dar mucha guerra; sencillamanete te durmieron para que no sintieras dolor mientras la agonía y el cáncer se hacían cada vez más fuertes y, simplemente, dejaste de respirar. Así te fuiste. Cerraste los ojos y lo último que viste fue a tus personas amadas.
Después de dos días en los que aquellos que te querían, te conocían o, simplemente, te habían visto un par de veces, pudieron despedirse de ti, descansas en tu tierra castellana. Compartes orígenes con una gran mujer y excelente escritora. Tierra fría y abigarrada, de gentes nobles, como tú. Tierra de nieve y frío cortante, como hacía la noche que llegamos contigo para darte un último adiós.
Dejas muchas cosas aquí, dejas a tu familia y amigos pero, sobre todo a Lopo y Paco tristes, muy tristes. Evidentemente, ellos no querían que te fueras, aunque lo sabían, pero querían que estuvieses un poco más con ellos, así de necesaria era tu presencia. Necesitaban cuidarte, mimarte, sentir que estabas con ellos. “Era toda mi vida” oí decir a Paco; “Qué voy a hacer ahora sin él” confesó mi hermano… así te querían, así te necesitaban. Eras su compañero, su mejor amigo y ahora, no te tienen. Tienen tus gestos, tus risas, tus cabreos, tus miradas y el recuerdo de tu voz. Tal vez todo ello atenúe la tristeza de no tenerte en persona. Espero de todo corazón que el dolor que ahora sienten se vaya modificando y convirtiendo en una nostalgia dulce que, cada vez que les invada, no les haga llorar, sino sonreírse y sentir ternura, cariño y amor.
Cuando estaban a punto de depositarte junto a tu familia, sentiste algo dulce que se posaba en tu caja, que te protegía del frío, era un beso, un último beso de despedida. Sentiste que te arrancaban algo, era el símbolo de ese Dios que ha necesitado de ti y que ellos querían tener consigo como el último recuerdo, un último intento de retenerte, de no dejarte marchar, de pedirte, inútilmente que no te fueras. Ellos sabían que no era posible, pero no por ello dejaron de intentarlo. Así es la naturaleza humana, luchadora hasta el final. Como tú.
Allá donde te encuentres ya no siente frío ni ese miedo a la oscuridad que no te dejaba dormir solo. Ahora estás con tu familia, tu hermana, tus padres. Ellos cuidan de ti. Por favor, cuida tú de Paco y de Lopo. Aún te siguen necesitando; seca sus lágrimas, dulcifica su dolor y no permitas que ese vacío que ahora sienten por tu ausencia se prolongue en el tiempo aunque, ¿sabes?, serás insustituible en su corazón, en sus vidas, en su alma. Yo te ayudaré, te ayudaremos todos, pero como ya te dije, sólo tú puedes darles algo de paz.
Texto: Belisker

viernes, 14 de diciembre de 2007

Timo


Cómo me hubiese gustado que entre estas palabras y las del último día hubiesen pasado meses y, ojala, años… pero la vida a veces, sólo a veces, te muestra su cara más dura en un corto espacio de tiempo. No estoy siendo víctima, no me siento como tal pues yo no soy la que más está sufriendo. Yo no soy la que va a ver dentro de poco cómo el aire, la nada, se hace dueña de ese espacio que antes ocupaba una gran persona. Es mi hermano, un ser que no tiene maldad, que da todo lo que tiene y lo que no tiene por los demás, mi hermano mayor que te mira y te deshace con esos ojos tan dulces, incapaces de destilar nada malo, que es como un niño grande, tierno, sensible y con una capacidad de amar tremenda. Es él quien va a perder a su mejor amigo. Esa maldita enfermedad que como la honda expansiva de una bomba, va sembrando la muerte sin distinción de sexo, edad, religión o clase social, se lo va a llevar dentro de poco.

Ha luchado, sigue luchando y lo hará hasta que le quede una molécula de oxígeno en la sangre, pero cada vez entran menos y su cuerpo se va consumiendo en una carrera que sabe que va a perder. Ya apenas queda esperanza, quizás uno, tal vez dos, con un poco de suerte tres meses. Y durante este tiempo, ¿Qué pensará aquel que sabe que no verá florecer, de nuevo la vida?¿Qué pasará por la mente de quien sabe que no volverá a disfrutar de una barbacoa con los amigos en un caluroso sábado de julio, en esos momentos de soledad?

Pero antes de que todo eso llegue, de que el final se acerque quedan días de charla, aunque sea con la mirada y con los gestos porque no podrás hablar con esa mascarilla que aporta ese oxígeno que tú por ti mismo eres, ya, incapaz de tomar. Quedan días de decir todo aquello que nos has podido o que, como suena tan cursi no lo has dicho. Quedan momentos de disfrutar de tu familia, de tus amigos y, ojala, de tus queridas Natacha y Natalia. Ellas vas a perder también mucho, porque cuando te sentabas en el sillón a ver la tele, que espero que hagas el mayor tiempo posible, corrían todo lo que les daban sus cortas patitas y de un salto se acurrucaban en tus rodillas, se hacían un hueco en tu cuerpo para sentir tu calor y saber que estaban seguras. No!!!, no hablemos en pasado!!!! Volverás a sentarte con ellas, volverás a reír, aunque sea por última vez y antes de marchar arrancarás a la vida lo que intenta negarte y sólo tú tendrás la última palabra. Pero antes de decirla, me gustaría pedirte un favor. Perdona si te parece de mala educación, que lo es, pero qué quieres que haga, es mi hermano, mi debilidad, mi niño… dile que no se preocupe, que todo va a ir bien, sé que pedirte que le consueles suena absurdo tal vez cómico y seguro que egoísta e injusto pero sólo hay una persona que le pueda llevar algo de paz y ese eres tú.


Por un momento, ayer, dejé de creer en los sueños y eso hizo daño a la persona que más quiero y me dijo que no era justo. Ahora entiendo que tenía razón. No es justo para ella, para mi familia, para mis amigos, para mi….pero la rabia y la impotencia, a veces, te hacen decir cosas que no son ciertas y que, en el fondo, no crees.

Texto: Belisker