martes, 29 de abril de 2008

Tesoros Sumergidos de Egipto


No hay palabras para describirla… absolutamente espectacular, fantástica, inmensa, preciosa, apasionante, increíble, fascinante… cualquier adjetivo se queda corto y todos juntos apenas dan una “miajilla” de lo que es aquello. 489 piezas arrancadas al mar Mediterráneo que, envidioso de la fascinante Alejandría, Canopo, Heraklion y la cultura egipcia, quiso llevarse todo lo que pudo y lo consiguió. Durante siglos estas maravillas han permanecido a merced del mar de fondo y corrientes marinas. Los únicos ojos que las han visto han sido los de los pececillos que pululaban entre ellas, sin saber –los peces- que estaban ante piedras viejas y/o rotas (como a algun@s les gusta llamarlas) cargadas de historia, simbología y poder. Representantes de un mundo que ya desapareció y que ellas son los últimos representantes. Nunca había visto tantas piezas egipcias juntas en una exposición itinerante. Es un regalo para todos aquellos a los que lo egipcio les hace babear!!!!! Y, a los que simplemente les parece una cultura curiosa… saldrán con ganas de saber más y llegarán al estado de babeo rápidamente. Cuando vas recorriendo las piezas te dan ganas de vestirte de ranilla y zambullirte en el mar para verlas allí donde las fuerzas de la naturaleza las dejaron una vez. A ello ayudan las decenas de pantallas que, a lo largo de la expo se sitúan y muestran procesos de la excavación, extracción, copia de textos, etc... por parte de los arqueólogos mientras los pececillos campan a sus anchas entre cabezas de faraones, esfinges o textos del Antiguo Egipto.

El espacio está dividido en tres ámbitos, uno para cada una de las ciudades que Frank Goddio, el director de las excavaciones, ha descubierto, a saber: Canopo, Heraklion y el Portus Magnus de Alejandría. En cada una de las "secciones, las vitrinas muestran parte de las piezas encontradas y los paneles explicativos te van introduciendo en el desarrollo de la ciudad en cuestión y los artilugios encontrados en particular. Abundan también los mapas cronológicos (alguno, en modesta opinión, demasiado complicado para comprenderlo, al menos eso me pasó a mi... en la línea cronológica se me perdieron algunos reyes...) y los mapas en tres dimensiones de las ciudades para situar al visitante.

Piezas a destacar?.... difícil elección porque todas y cada una tiene su encanto especial. Sin duda, la estatua de Arsíone II (que yo confundí con Berenice, hermana de Cleopatra...ya me castigé a mi misma) cuya vestimenta apenas se diferencia de la piel que recubre, la técnica de "paños mojados" llevada a sus más altas cotas; La estela de Ptolomeo que parece mentira que haya estado sumergida durante siglos... más bien da la impresión que la acaban de tallar; Los tres colosos, de un rey, una reina y la representación de un dios (el Nilo)... simplemente impresionantes... quizás, la pieza que más me llamó la atención, porque era la primera vez que veía uno de metal, fue una pequeña corona que tocaba una estatua del dios Amon. Siempre la había visto esculpida, nunca como una pieza aparte y en metal.

Estuvimos allá cuatro horas y media y no vimos todo (nos faltaron las vitrinas que mostraban amuletos en la parte de Heraklion) y tampoco nos entretuvimos mucho ante las obras, eso sí, salimos con un dolor de piernas que no sé ni cómo llegamos a casa. No es una exposición para ver en unas horas (si la quieres ver rápido, sí), ni siquiera en un día, es para visitarla unas cuantas veces, disfrutar de todas y cada una de las piezas; sentarte a su lado y dejar que te hablen, que te cuenten su historia. Yo repito, no lo dudo.

Evidentemente no se pueden hacer fotos en el interior, de modo que sólo pude hacer a la entrada. Todo Madrid se vuelve buzo en busca de tesoros.


Lo peor: El exceso de celo de algún vigilante que se le subió el "poder" a la cabeza... es una lástima. También: Debido a lo extenso de la expo, se echan en falta lugares para descansar un poco los castigados pinrrelillos.


Una curiosidad: En la tienda a la que, por narices, tienes que entrar antes de salir, había, aparte del catálogo que es buenísimo, unos 15 libros más todos ellos referentes al Antiguo Egipto y, por los títulos, se prometían muy pero que muy interesantes, pero... ¿Por qué todos, sin excepción, estaban en inglés?.....


Datos de la Expo:
Tesoros Sumergidos de Egipto
Antiguo Matadero de Legazpi
Pº de la Chopera 10/12 (Entrada por la Casa del Reloj)
Metro: Legazpi (Líneas 3 y 6)
Autobuses: 6,8,29,45,74,148
Horario L-D de 10 a 22
Del 16 de abril al 28 de septiembre
Más información: http://www.tesoros-sumergidos-egipto.es/

Texto y fotos: Belisker

viernes, 25 de abril de 2008

El cielo de Salamanca



Salamanca tiene un cielo especial, y no me refiero al cielo que a todos nos cubre, no. Me refiero a un cielo propio, un cielo que sólo se puede ver en la ciudad universitaria por excelencia; un cielo que ideó un artista (Fernando Gallego dicen los especialistas), se cree que salmantino, a finales del siglo XV para que los de su época y, gracias al "cielo", los de seis siglos después nos quedemos boquiabiertos.

Lo que queda de ese “cielo de Salamanca” cubría la bóveda de la antigua biblioteca de la Universidad, pero no la que vemos actualmente detrás de los cristales que la protegen de la humedad que desprende el visitante y de sus manos curiosas que se aferran a ese muro transparente con el afán de poder tocar alguno de los incunables que hay a tan sólo unos metros. Como digo, no es esa estancia la que cubría este “cielo”, sino la que, ahora podemos disfrutar como capilla de la Universidad.

¿Cómo fue a parar esta joya del arte salmantino a su ubicación actual?: Cuentan las crónicas que hubo un incendio en el siglo XVIII que devoró las dos terceras partes de la bóveda. Lo que se salvó de las llamas quedo cubierto por otra bóveda y sólo en 1953-54, con motivo de las obras que se realizaron en la Universidad para preparar los actos conmemorativos del VII Centenario de la Universidad de Salamanca, se descubrieron las pinturas. Debido a su estado y a que no podían quedarse en su lugar de origen, se decidió su traslado donde se encuentran actualmente: En una estancia de las Escuelas Menores (rincón tremendamente recomendable en la visita a la ciudad del Tormes y no sólo por poder disfrutar de esta obra).

¿Qué representa el “cielo de Salamanca”?... En una estancia oscura en la que sobresale la tenue luz que ilumina la obra, pone al alcance de aquellos que no sabían/sabemos astronomía (es decir, el 99% de antaño y casi el mismo porcentaje de los de ahora) la representación de algunas constelaciones como boyero, Hércules o signos zodiacales como cáncer o libra. Si vemos sólo las estrellas, es difícil darles forma, pero el artista pinta el símbolo o el animal correspondiente y, encima, las estrellas que forman esa constelación. De este modo, al contemplar la bóveda tu vista se enriquece y, al anochecer, la tentación de mirar al cielo de todos es demasiado fuerte y no te resistes a intentar buscar a esa libra, a ese Hércules con su maza, a ese animal…

Pero no sólo podemos admirar, en una atmósfera realmente conseguida de paz y quietud, constelaciones, sino, también, representaciones de dioses romanos tal es Mercurio, el mensajero de los dioses, que nos tiene acostumbrados a verlo con su caduceo y las sandalias aladas pero que, en esta ocasión, va en un carro tirado por dos águilas.

El sol, como no, también está representado, en todo su esplendor, en una cuadriga que avanza imparable por toda la bóveda celeste ayudado (en la foto no se ve porque están en la parte inferior) por cuatro cabeza que soplan en las cuatro direcciones, son los vientos que ya nos dicen que es hora de salir y seguir disfrutando de la ciudad del famoso “...decíamos ayer” de Fray Luis de León.
Texto y fotos: Belisker

martes, 15 de abril de 2008

Carmen



Un último adiós, un pequeño tributo, una sonrisa, como a ella le gustaba vernos, a la memoria de un gran mujer que nos dejó hace un par de días. Un último adiós al coraje, la valentía, el talento y la fuerza hechos mujer.


Ya no podré verte por el barrio, erguida, sobre tus taconazos de vértigo y tu moño peculiar. Ya no disfrutaremos más tu risa que, con sólo oirte empezábamos a reir. Ya no podrás contarme cada vez que me veías, cómo me salvaste la vida cuando apenas levantaba dos palmos del suelo en aquella playa que tantas alegrías y una gran tristeza te dio.


Te fuiste con la cabeza muy alta, como siempre la tuviste. Conseguiste sacar adelante una familia cuando todo estaba en tu contra. Eras, eres, un ejemplo.


El mar se llevo a tu marido un 11 de julio de hace 25 años. Tu marido te llamó desde el mar un 11 de abril de hace 4 días y te fuiste con él, dejando a Silvi, Mamen y Quiqui, tus hijos, desolados, sólos, pero con la herencia de que su fuerza reside en su unidad y en el orgullo de ser lo que son.


Las palmeras del Patrimoni lloraron ese día, lo vi, sobre todo aquellas que tú, con tu alegría innata, llamabas "golfas" porque no tenían nombre, al contrario de aquellas que se encontraban en el Huerto del Cura.

Ahora eres plenamente feliz junto a tu "gordo". Llévate un beso y se lo das de mi parte.


Texto y foto: Belisker


lunes, 7 de abril de 2008

Auschwitz: Los nazis y la "solución final"



Lo bueno de estar malita es que tienes tiempo para muchas cosas, entre otras, para terminar, si la tos y la fiebre te dejan, el libro que llevas meses leyendo. Es cierto, en un día conseguí lo que no había logrado en semanas: estar horas leyendo hasta terminar el libro que me tenía enganchada. No es un libro fácil, tampoco es una novela; es historia, la historia de uno de los lugares más terribles que existen en el mundo: Auschwitz.
He leído varios libros sobre el holocausto: El conocido Diario de Ana Frank (que después de ser delatada emprendió el viaje a este campo de exterminio, aunque luego fue de nuevo deportada en una de las famosas “marchas de la muerte” hasta llegar Bergen-Belsen donde encontró la muerte), libros escritos por supervivientes de este u otros campos, pero este, el de ahora, es diferente. No se escribe desde la perspectiva del prisionero ni del vigilante. La perspectiva es la de director de documentales de historia que, con toda la objetividad que se puede tener en este tema, no se regodea en detalles escabrosos, sino que nos muestra el lugar histórico que tuvo el mayor campo de exterminio de la segunda guerra mundial dentro del Imperio nazi. Su origen no fue el de un centro de exterminio, ni fue (hasta 1944) donde más muertes se produjeron, pero la evolución de la guerra, y la ideología cambiante de los que estaban en el poder le llevaron a convertirse en un lugar de muerte.
Cuenta con testimonios directos de supervivientes, de su comandante Rudolf Hoess, de suboficiales, de soldados. Cuenta que los nazis fueron secundados en mayor o menor medida por los gobiernos de Francia, Holanda, Rumanía, Hungría, Polonia, etc… para deportar a los judíos de sus países o que vivían en ellos pues parece ser que si eras francés judío tenías menos posibilidades de ser deportado (en un principio) que si únicamente vivías en Francia (“mis judíos no, el resto, sí”). Cómo los Aliados sabían lo que estaba pasando pero no hicieron o no pudieron hacer nada. Cómo, después de la liberación, los supervivientes no mejoraron sus condiciones de vida. Eran libres, pero en un mundo salvaje y atroz, en una Europa destrozada y hundida en la que ellos no existían ni nadie o casi nadie le echó una mano. Cuenta, en definitiva que nadie se conoce a sí mismo y que en condiciones extremas, absolutamente extremas, no sabes, nadie sabe, cómo va a reaccionar. Si tu supervivencia está en juego, puedes llegar, incluso, a matar.
Los supervivientes siguen teniendo pesadillas. Los verdugos se escudan en que "cumplian órdenes"; la mayoría de ellos, de los nazis, logró esquivar a la justicia y no pagaron por sus delitos...
Lo menos atractivo de su lectura: el hilo cronológico, a veces, es difícil de seguir.
Texto y foto de la portada: Belisker