viernes, 14 de diciembre de 2007

Timo


Cómo me hubiese gustado que entre estas palabras y las del último día hubiesen pasado meses y, ojala, años… pero la vida a veces, sólo a veces, te muestra su cara más dura en un corto espacio de tiempo. No estoy siendo víctima, no me siento como tal pues yo no soy la que más está sufriendo. Yo no soy la que va a ver dentro de poco cómo el aire, la nada, se hace dueña de ese espacio que antes ocupaba una gran persona. Es mi hermano, un ser que no tiene maldad, que da todo lo que tiene y lo que no tiene por los demás, mi hermano mayor que te mira y te deshace con esos ojos tan dulces, incapaces de destilar nada malo, que es como un niño grande, tierno, sensible y con una capacidad de amar tremenda. Es él quien va a perder a su mejor amigo. Esa maldita enfermedad que como la honda expansiva de una bomba, va sembrando la muerte sin distinción de sexo, edad, religión o clase social, se lo va a llevar dentro de poco.

Ha luchado, sigue luchando y lo hará hasta que le quede una molécula de oxígeno en la sangre, pero cada vez entran menos y su cuerpo se va consumiendo en una carrera que sabe que va a perder. Ya apenas queda esperanza, quizás uno, tal vez dos, con un poco de suerte tres meses. Y durante este tiempo, ¿Qué pensará aquel que sabe que no verá florecer, de nuevo la vida?¿Qué pasará por la mente de quien sabe que no volverá a disfrutar de una barbacoa con los amigos en un caluroso sábado de julio, en esos momentos de soledad?

Pero antes de que todo eso llegue, de que el final se acerque quedan días de charla, aunque sea con la mirada y con los gestos porque no podrás hablar con esa mascarilla que aporta ese oxígeno que tú por ti mismo eres, ya, incapaz de tomar. Quedan días de decir todo aquello que nos has podido o que, como suena tan cursi no lo has dicho. Quedan momentos de disfrutar de tu familia, de tus amigos y, ojala, de tus queridas Natacha y Natalia. Ellas vas a perder también mucho, porque cuando te sentabas en el sillón a ver la tele, que espero que hagas el mayor tiempo posible, corrían todo lo que les daban sus cortas patitas y de un salto se acurrucaban en tus rodillas, se hacían un hueco en tu cuerpo para sentir tu calor y saber que estaban seguras. No!!!, no hablemos en pasado!!!! Volverás a sentarte con ellas, volverás a reír, aunque sea por última vez y antes de marchar arrancarás a la vida lo que intenta negarte y sólo tú tendrás la última palabra. Pero antes de decirla, me gustaría pedirte un favor. Perdona si te parece de mala educación, que lo es, pero qué quieres que haga, es mi hermano, mi debilidad, mi niño… dile que no se preocupe, que todo va a ir bien, sé que pedirte que le consueles suena absurdo tal vez cómico y seguro que egoísta e injusto pero sólo hay una persona que le pueda llevar algo de paz y ese eres tú.


Por un momento, ayer, dejé de creer en los sueños y eso hizo daño a la persona que más quiero y me dijo que no era justo. Ahora entiendo que tenía razón. No es justo para ella, para mi familia, para mis amigos, para mi….pero la rabia y la impotencia, a veces, te hacen decir cosas que no son ciertas y que, en el fondo, no crees.

Texto: Belisker

1 comentario:

Mayte dijo...

Sin duda interpretaste mal a la persona que amas. Lo que a ella le dolió fue no encontrar las palabras necesarias, adecuadas, para consolarte. Y no las encontró porque no las hay, bien lo sabe ella, lo sabemos todos.
Aún no sé que decir, esta noticia, aunque supongo que dolorosamente esperada, nos ha dejado ko. Nunca he sabido como enfrentarme a estas cosas, si es que hay forma humana de enfrentarte a este desgarro. Sólo puedo decirte que el consuelo a tu hermano (doy fe de su bondad y sus ojos limpios) se lo intentaremos dar todos. A él y a todos los que vamos a quedarnos un poco más solos cuando Timo decida vivir la otra vida. Que la hay. Nos buscaremos unos a otros y nos “consolaremos” recordando, reviviendo cada minuto compartido.

No olvides una cosa: Si su marcha duele, es porque hay amor. Porque es un fogón donde muchos han, hemos, encontrado calor. Ese calor no desaparece, queda, ya lo que creo que queda. Cuando él falte y le pienses, cuando le pensemos, sentirás dentro de ti un fogonazo que te cortara la respiración hasta provocarte llanto…¿Sabes? es su calor, que lo notas más que nunca, tan intenso que duele…El tiempo te enseñara a “regularlo” y no te abandonará nunca

No sé que más decirte..que vamos a vivir intensamente cada mirada, cada gesto, cada respiración que queda. Y sobre todo, ten presente esta frase: “Los muertos sólo mueren de verdad cuando son sepultados en el olvido”. Así que, que duda cabe, él nunca morirá de verdad. No se lo vamos a permitir