sábado, 30 de octubre de 2010

Islas Medas


A mediados de octubre de este año 16 locos del buceo cogimos nuestros bártulos, los embutimos en coches y/o furgonetas y emprendimos un viaje de, como mínimo 7 horas hasta la costa gerundense, hasta un pueblecito llamado L´Estartit, paraiso de los buzos, de los amantes de la fotografía submarina y, en definitiva, de todo aquel que le guste meter la cabeza debajo del agua. Estábamos más ilusionados que unos niños en la noche del 5 de enero pues sabíamos que los fondos marinos de estas islas eras, sencillamente espectaculares. El segundo mejor destino para buzos de España. Tanto es así, que el buceo está tan presente en la vida de los habitantes de L´Estartit que es un pueblo que vive por y para el buceo. Todo está preparado para ello, los hoteles están asociados a centros de buceo y están preparados para ver aparecer por su puerta a una panda vestida de buzo como si eso fuera lo más normal del mundo.

Los centros de buceo no tienen los compresores, ni los vestuarios, ni los equipos para alquilar en el establecimiento. No, tú estás en el hotel y por la mañana coges tu traje, te vistes, cargas el arcón y/bolsa de buceo con el equipo pesado en la furgoneta del centro con el que vas a bucear y te lo llevan a puerto. Tú vas andando y en el puerto hay un gran angar con cientos, miles de botellas y no sé cuántos comprensores que cargan a todas horas. En un palé cargan las botellas del centro de turno, lo sacan al muelle y la coges. A la vuelta, te desvistes, bien en el muelle, bien en los lugares especialmente acondicionados para ello en el hotel.... no pisas el centro de buceo nada más que para sellar las inmersiones o comprarte algo.

Pues en esas estábamos, llegamos el viernes y ya nos dieron un avance de malas noticias. Debido al temporal que azotó la costa la semana anterior, el mar estaba muy revuelto y la visibilidad era escasa.... joer!!! tanto tiempo esperando para que ahora no se vea nada!!!!... Bueno, aunque sea escasa, se verá algo. Con esa idea nos fuimos a dormir. A las siete y media del día siguiente ya estaban los despertadores sonando.. desayuno, preparación de cámara y para el puerto... las risas y el buen humor presagiaban un estupendo día y lo fue, aunque no por lo que vimos o, mejor dicho, por lo que no vimos.
La primera inmersión fue en un gran barco que hundieron hace unos años. Me emocionó la idea de poder meterme en la bodega, el puente, etc.... pero al meter la cabeza en el agua me quedé helada... no se veía absolutamente nada, no me veía las aletas!!!... pensé que en el fondo, a unos 20 metros la cosa mejoraría, pero ni por casualidad... si sé que era un barco no fue porque lo viera, sino porque toqué algo metálico que supuse que era la estructura del mismo. Fue como hacer una nocturna a las 10 de la mañana con el respeto que me dan las nocturnas. En fin que poco vimos, había tanta partícula en suspensión que hacer fotos era tarea imposible.
Si te acercabas mucho a las rocas descubrías miles de tesoros en forma de corales, esponjas, pezqueñines como las momas, encantadoras, o plantas, cientos, miles de plantas de vivos colores. Y pensabas que si con poca visibilidad veías aquello, en un día de calma, de sol y con la transparencia que caracteriza esta zona, la inmersión tenía que ser de infarto.


Pero aún sabiendo que teníamos que ir pegados al compañero para no perderlo porque si te alejabas metro y medio ya le perdías (verídico, me pasó a mi, me giré para alumbrar algo y cuando fui a decírselo a mi compa ya no le veía ni las aletas) quisimos terminar la inmersión porque mereció la pena saber lo que había debajo del agua.

De las 4 inmersiones programadas, sólo hicimos tres, ya que el mar estaba cada vez más bravo, y la visibilidad cada vez más escasa y la corriente cada vez más fuerte. A regañadientes tuvimos que admitir que no merecía la pena meternos en el agua para pasar un mal rato perdiendo a la gente, luchando contra la corriente y teniéndote que acercar a 2 centímetros para poder admirar las maravillas de las Islas Medas.

Sin embargo no me arrepiento de la paliza de viaje y de la decepción de las inmersiones porque disfruté de la compañía de quince maravillosas personas, hice realidad la ilusión de bucear en Medas y me prometí a mi misma que en junio volvería y, esta vez, nada ni nadie me sacará del agua hasta no agotar las pilas de la cámara. Además, como no todo fue buceo, hubo tiempo también para pasear por encima del nivel del mar y nos fuimos a un pueblecito medieval, Pals, que merece un post aparte porque es....de cuento....

3 comentarios:

Mayte dijo...

Que pena que hubiera tan poca visivilidad, pero así tienes excusa para volver. Y a esa me apunto, eso sí, yo me dedico al pueblo jejejee.
No verias mucho pero las fotos estan chulas¡¡

Besotes

dsdmona dijo...

Es uno de los lugares más entrañables y espectaculares que he visitado en mi vida, tengo la suerte de no vivir excesivamente lejos y aunque no he metido la cabeza debajo del agua si he paseado y fotografiado por encima del mar... Pals una autentica delicia y las Medas... algún día lo veré...
Lástima de tiempo pero como dice Mayte no están nada mal las fotos

D.

Anónimo dijo...

Sí que fue una pena lo de las inmersiones, decepción total. Pero nos lo pasamos genial y nos reímos un montón.
Las fotos no son una maravilla pero poco más se podía hacer :, retratan muy bien lo poco que se veía.
Un beso, quilla