Hace tiempo leí un libro de Espido Freire titulado Hijos del fin del Mundo y este año estuvimos allí, justo donde acaba la tierra y empieza el fin del mundo... o eso parece.
Fisterra es tierra verde, montañosa, azotada por el viento y bendecida por un paisaje impresionante, mires donde mires y por un faro, el faro del fin del mundo.... donde el fuego convierte en humo cientos de horas de camino, sudor, polvo y sufrimiento representados en una prenda (debieran ser la botas que los peregrinos han utilizado).
Quedan intactos los recuerdos, las experiencias y las ganas de volver. Porque seguro que volvemos, incluso, tal vez, como peregrinas.... ¡Menuda experiencia!
3 comentarios:
Ayss que ganas de pisar el fin del mundo... como peregrinas alguna vez ( es uno de mis sueños)... ya veremos como iré pero lo haré.
D.
La segunda vez que pisaba Fisterra y me emocionó tanto o más que la primera. El ir acercandote al faro por ese camino, llenandote de las sensaciones que allí flotan es algo insuperable. Siempre he dicho que cuando haga al Camino lo terminaré allí, y ahora lo digo mucho más convencida. Ese sitio tiene.."algo" que no se puede contar, hay que ir. Compartirlo contigo solo hizo añadirle más magia
Es uno de esos destinos que tengo pendientes y que me llama poderosamente la atención, y más tras leer el libro el Alma de las Piedras. Cuando trabajé en esa Posada del Camino todos iban a Santiago y luego a Finisterra, allí donde el sol se esconde en el mar para aparecer al día siguiente, la tierra del fin del Mundo. Preciosas fotos
PD. También seré yo una peregrina más
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