A nadie que minimamente me conozca le sorprenderá en absoluto que un domigo a las 10 de la mañana coja la moto a toda prisa para llegar cuanto antes al Museo Arqueológico Nacional para pasarme 3 horas de pie mirando dos piezas.
Pues eso es lo que hice el domingo pasado. Después de acostarnos de madrugada con el regusto de una noche especial en Galileo, me dormi pensando en que al día siguiente no podía llegar tarde a la cita con la antigüedad. Casi estaba tan nerviosa como cuando era niña y el día 5 de enero me iba de mala gana a la cama. al día siguiente después de un gran desayuno y a pesar de que amenzaba lluvia, me llegué hasta el MAN. Este Museo, aunque está de reforma integral (y según me enteré después, la reforma va a merecer, y mucho, la pena) no deja de hacer actividades para que la gente no deje de asistir a su única sala abierta en la que todas las épocas de la historia de la humanidad están representadas. Para conseguir este objetivo, realizan algunas actividades como la llamada "Pieza del mes" en la que un especialista se planta delante de una pieza y, a quien quiera escucharle, le cuenta cosas sobre el tesoro en cuestión, su hallazgo, su historia, etc.... Este mes de abril estaba dedicado al mundo íbero y entre todas las piezas iban a explicar dos: La Dama de Baza y la Esfinge de El Salobral. Sólo saber que eran del mundo íbero fue suficiente para que no me planteara más que una cosa: estar el domingo en el MAN, pero había una tema que me traía un poco de cabeza: Me había encontrado con demasiados guias y "especialistas" que sueltan el rollo lo antes posible, como si fueran una grabadora, un autómata que no sabe ni lo que dice, sólo sabe que lo tiene que decir y esto desemboca en que la gente se duerme, no atiende o simplemente, se va. Eso era lo que me temía que iba a ocurrir, pero aún así, armada con una grabadora que luego se puso en huelga, llegué a presencia de La Dama de Baza.... No sé muy bien el tiempo que duro la explicación, a mi se me hizo tremendamente corto, pero fue una delicia, una maravilla. La guia (Mar, se llamaba) era una chiquita joven que se le notaba a la legua dos cosas: primero que le encantaba lo que estaba haciendo y segundo que tenía una adoración y pasión absolutas por la Dama de Baza... Cómo hablaba de ella, cómo se refería a su indumentaria, cómo describía su rostro, el ajuar con la que fue encontrado.... lo hacía con tanta ternura, con tanta sabiduría con tanto cariño que parecía que estaba hablando de su tía preferida. Y esa pasión la transmitió a los pares de orejas y ojos que no perdíamos ni una coma. Al terminar me quedé con ganas de seguir escuchándola por que había mucho más que tenía que contar, pero, evidemtemente no era ni el momento ni el lugar. Además, la otra persona que nos iba a explicar la Esfinge de El Salobral ya estaba esperando: un chico encantador que también consiguio transmitirnos su sabiduría y su conocimiento. Y también se le veía encantado de la vida de estar allí, hablando de lo que más le gusta, atendiendo con una amabilidad sorprendente (en los tiempos que corren) a cualquier pregunta, por tonta que pudiera parecer. A él no le parecían sin sentido o tontas. Para él toda pregunta era importante y así la trataba. Daba gusto cómo nos iba descubriendo no sólo los detalles de la pieza, sino también la historia que la rodeaba, los entresijos del escultor que la talló y la sociedad a la que pertenecía. Como con la Dama de Baza, perdi la noción del tiempo y de repente llegamos al final teniendo la sensación de que acabábamos de empezar. Intenté alargar más la charla haciéndole un par de preguntas "tontas" que él me aclaró de manera magistral, profesional y humana.
Como empezaba otra vez la charla de La Dama de Baza y había algunas cosas que me había perdido, aproveché y me colé en la explicación y volví a sentir que aquella persona disfrutaba con lo que estaba haciendo.
Enhorabuena al MAN por las actividades que realiza y enhorabuena por haber tenido el buen ojo de contar con estas dos personas para descubrir al resto de la humanidad las maravillas que nuestra tierra esconde.
Algo que me sorprendió muchísimo fue la gran cantidad de gente que había en el museo... era fascinante ver cientos de personas que entraban, salían, se quedaban paradas, leían, disfrutaban....
5 comentarios:
Siempre es una delicia deleitarse con las cosas que a uno le gustan y si encima quien las explica también disfruta entonces ya es el sumum...
D.
No hay nada como escuchar a alguien hablar, explicar algo que le gusta, que le apasiona. Hacen interesante lo que otros hacen insufrible. Pues ya sabemos donde vamos a pasar muchos domingos
Me alegro intensamente de que disfrutaras tanto
Besos
Coincidimos en esa pasión por la Historia. Leo cualquier cosa que cae en mis manos sobre el tema y me encanta perderme en los pasajes del pasado. Aprendo tanto de ellos. Buen fin de semana. Un abrazo.
Siempre que a uno le gusta lo que hace, se nota, y más si lo ama. Eso se transmite y hace que los demás también lo amen, aunque sólo sea por un momento. Esto se nota en ti, Belisker, se nota que te encanta la historia. Como te decía, a mí también me gusta mucho, pienso que todos debemos saber lo que fuimos para saber lo que somos.
Pasaba por aquí de nuevo para agradecerte tus felicitaciones por mi premio. Es un placer tenerte por el blog.
¡Muchos besos, niña, y a disfrutar del puente!
Gracias por acompañarme y por estar ahí. ¿Para cuándo un nuevo escrito? Espero que estés bien. Un fuerte abrazo. Cuídate.
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