Lo bueno de estar malita es que tienes tiempo para muchas cosas, entre otras, para terminar, si la tos y la fiebre te dejan, el libro que llevas meses leyendo. Es cierto, en un día conseguí lo que no había logrado en semanas: estar horas leyendo hasta terminar el libro que me tenía enganchada. No es un libro fácil, tampoco es una novela; es historia, la historia de uno de los lugares más terribles que existen en el mundo: Auschwitz.
He leído varios libros sobre el holocausto: El conocido Diario de Ana Frank (que después de ser delatada emprendió el viaje a este campo de exterminio, aunque luego fue de nuevo deportada en una de las famosas “marchas de la muerte” hasta llegar Bergen-Belsen donde encontró la muerte), libros escritos por supervivientes de este u otros campos, pero este, el de ahora, es diferente. No se escribe desde la perspectiva del prisionero ni del vigilante. La perspectiva es la de director de documentales de historia que, con toda la objetividad que se puede tener en este tema, no se regodea en detalles escabrosos, sino que nos muestra el lugar histórico que tuvo el mayor campo de exterminio de la segunda guerra mundial dentro del Imperio nazi. Su origen no fue el de un centro de exterminio, ni fue (hasta 1944) donde más muertes se produjeron, pero la evolución de la guerra, y la ideología cambiante de los que estaban en el poder le llevaron a convertirse en un lugar de muerte.
Cuenta con testimonios directos de supervivientes, de su comandante Rudolf Hoess, de suboficiales, de soldados. Cuenta que los nazis fueron secundados en mayor o menor medida por los gobiernos de Francia, Holanda, Rumanía, Hungría, Polonia, etc… para deportar a los judíos de sus países o que vivían en ellos pues parece ser que si eras francés judío tenías menos posibilidades de ser deportado (en un principio) que si únicamente vivías en Francia (“mis judíos no, el resto, sí”). Cómo los Aliados sabían lo que estaba pasando pero no hicieron o no pudieron hacer nada. Cómo, después de la liberación, los supervivientes no mejoraron sus condiciones de vida. Eran libres, pero en un mundo salvaje y atroz, en una Europa destrozada y hundida en la que ellos no existían ni nadie o casi nadie le echó una mano. Cuenta, en definitiva que nadie se conoce a sí mismo y que en condiciones extremas, absolutamente extremas, no sabes, nadie sabe, cómo va a reaccionar. Si tu supervivencia está en juego, puedes llegar, incluso, a matar.
Los supervivientes siguen teniendo pesadillas. Los verdugos se escudan en que "cumplian órdenes"; la mayoría de ellos, de los nazis, logró esquivar a la justicia y no pagaron por sus delitos...
He leído varios libros sobre el holocausto: El conocido Diario de Ana Frank (que después de ser delatada emprendió el viaje a este campo de exterminio, aunque luego fue de nuevo deportada en una de las famosas “marchas de la muerte” hasta llegar Bergen-Belsen donde encontró la muerte), libros escritos por supervivientes de este u otros campos, pero este, el de ahora, es diferente. No se escribe desde la perspectiva del prisionero ni del vigilante. La perspectiva es la de director de documentales de historia que, con toda la objetividad que se puede tener en este tema, no se regodea en detalles escabrosos, sino que nos muestra el lugar histórico que tuvo el mayor campo de exterminio de la segunda guerra mundial dentro del Imperio nazi. Su origen no fue el de un centro de exterminio, ni fue (hasta 1944) donde más muertes se produjeron, pero la evolución de la guerra, y la ideología cambiante de los que estaban en el poder le llevaron a convertirse en un lugar de muerte.
Cuenta con testimonios directos de supervivientes, de su comandante Rudolf Hoess, de suboficiales, de soldados. Cuenta que los nazis fueron secundados en mayor o menor medida por los gobiernos de Francia, Holanda, Rumanía, Hungría, Polonia, etc… para deportar a los judíos de sus países o que vivían en ellos pues parece ser que si eras francés judío tenías menos posibilidades de ser deportado (en un principio) que si únicamente vivías en Francia (“mis judíos no, el resto, sí”). Cómo los Aliados sabían lo que estaba pasando pero no hicieron o no pudieron hacer nada. Cómo, después de la liberación, los supervivientes no mejoraron sus condiciones de vida. Eran libres, pero en un mundo salvaje y atroz, en una Europa destrozada y hundida en la que ellos no existían ni nadie o casi nadie le echó una mano. Cuenta, en definitiva que nadie se conoce a sí mismo y que en condiciones extremas, absolutamente extremas, no sabes, nadie sabe, cómo va a reaccionar. Si tu supervivencia está en juego, puedes llegar, incluso, a matar.
Los supervivientes siguen teniendo pesadillas. Los verdugos se escudan en que "cumplian órdenes"; la mayoría de ellos, de los nazis, logró esquivar a la justicia y no pagaron por sus delitos...
Lo menos atractivo de su lectura: el hilo cronológico, a veces, es difícil de seguir.
Texto y foto de la portada: Belisker
3 comentarios:
Me lo apunto para próximas lecturas. Siempre me ha llamado mucho esta parte de la historia, he leído bastantes libros sobre ello y este tiene muy buena pinta.
D.
PD: Espero estés mejor de tus toses y virus varios, jejeje
A mi tambien me llama muchísimo la atención esta época. Seguro que te gusta.
Ya estoy mejor. La tos aun se niega a abandonarme, pero la tengo contra las cuerdas, je je je.
Besillos, guapa!
Un nuevo libro sobre una parte de la historia de la que aun deberíamos avergonzarnos (una más y van…)
Lo leeré, ya que a ti te ha dejado ese agridulce sabor de boca. Dulce por conocer un poco más de Historia y agrio, muy agrio, por ver una vez mas lo que ya sabíamos, que aquello fue una barbarie, una barbarie de la que algunos no se arrepienten…
Como ves hasta estar malita tiene su lado positivo :)
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