Hace un par de semanas, estábamos en casa un sábado, tranquilamente y nos llama una amiga...."oye, que digo yo que si os apetece quedar esta tarde para tomar algo..." y mi niña me pregunta que si me apetece.... "pues claro!, quedamos!" y ella le transmite el mensaje: "Que sí, que quedamos, ¿a qué hora?".... "a las 5" dicen desde la otra parte del teléfono... juer! a las 5 de la tarde!!!! pero si parece que somos yogurines!!!!... y cómo que a esa hora?!?!?!?!.... será porque I. un amigo que también se apunta, tiene algo por la noche y quiere, a pesar de todo, vernos... pues será....
A las 5 estamos como un clavo en casa de nuestra amiga, en pleno centro de Madrid, a escasos metros de la puerta del sol... y llega I. y nos vamos a un bareto que hay en la calle Hortaleza en el que, hasta las 11 de la noche hay Happy Hour y las consumiciones son a la mitad... y qué mejor forma que celebrar el reencuentro de viejos amigos que hace años que no se ven que con un mojito??? pues eso es lo que hicimos, nos metimos un par de ellos pal cuerpo.
Salimos y claro, tenemos que cenar algo.... P, nuestra amiga, nos lleva a un sitio que conoce, El Tigre, en un famoso barrio madrileño, céntrico como él solo y aquello es el delirio... sidra, patatas, tortilla de patatas, etc.... salimos ahítos pero con ganas de marcha. Sin embargo P está algo perjudicada de la espalda y no está para moverse mucho de modo que si no podemos ir de fiesta, la fiesta irá donde nosotros queramos: compramos bebida y unas galletas y nos vamos a casa de P. que es la más cercana y allí, entre copa y copa, una galleta, muchas risas y mucha, mucha charla. A las cuatro y media de la madrugada pensamos que es buena hora para retirarse cada uno a su olivo, no sin antes quedar para el día siguiente, domingo, en el rastro, que yo estaba empeñada en comprarme una gorra.
Al día siguiente, efectivamente, estábamos en el rastro, lloviendo, pero en el rastro, en busca de la gorra perdida, y la encontramos, dos para ser exactos.... P llama... no puede venir, los excesos de ayer le han pasado factura y la espalda reclama un descanso. I. viene, por supuesto y como ha venido tarde, le esperamos tomando una caña, ¡¡¡qué raro!!!... y él nos lleva a un bar que conoce, cerca de su casa, en el barrio de Lavapiés que, después de la remodelación a la que le han sometido, ha quedado precioso. Y allí, en el bar, nos damos cuenta que son las 2 y pico de la tarde y que no hemos comido, e I nos hace una propuesta indecente: "¿Os apetece venir a casa y hago un tajín?"... y nosotras - que parece que sabemos de lo que nos está hablando-, decimos que sí, que perfecto: El tajín, nos dice, es una comida típica de Marruecos, que se puede hacer de muchas cosas (pollo, cordero, vegetal, etc..." Ahhhhhhhh!!!!????, pues vale, vamos a comernos un tajín... vamos de compras, a las tiendas del barrio que están abiertas, una carnicería de un marroquí, una verdulería de un sudamericano..... toda una mezcla de nacionalidades.
Ya tenemos todo y nos vamos a casa, un edificio antiguo con escaleras de madera que a mi chica no le gustan mucho, pero bueno, todo sea por pasar una estupenda tarde junto a buena gente. Llegamos por fin a la buardilla de I. .... es otro mundo, de repente estamos en el París bohemio, fascinante. Una casita, pequeña, pequeña, pero que tiene algo especial. Nos asomamos a la ventana, es más, salimos al tejado del edificio y aquello es fantástico... en verano allí, debes alucinar.
I se pone manos a la obra y saca los utensilios de la comida: Una fuente de arcilla con una tapadera en forma de cono. Pone el recipiente al fuego y le echa aceite, el cordero y luego, poco a poco, le va añadiendo vegetales: cebolla, nabos, zanaoria, calabacín y una mezcla de especias que le dan un toque especial.. y lo deja hacerse, a fuego lento y cubierto por la tapa del tajín (el cono).... Después de casi una hora, en la que nos da tiempo a ver fotos, bebernos una cerveza y charlar animadamente, la comida está lista: se lleva la bandeja a la mesa, las copas, el vino, y a comer... sin cubiertos, como debe ser y todos del mismo plato.... puede que parezca una tontería, pero hacerlo de esa manera las cosas saben diferente y puedes sentirte, aunque sea minimanente, un poco marroquí.
Y todo empezó con una llamada el sábado....El final de esta maravillosa comida: una invitación para una fiestecita el próximo día 15... ¿¿¿¿habremos aceptado?????
Foto y texto: Belisker
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